Ya has pasado por muchas fases, ya queda menos para el gran día. Pero aún, hay algún que otro “pequeño detalle” sin resolver; sí entrecomillas, ya lo entenderás cuando sientas en tu propia carne lo costoso que es conseguirlo.
Ha llegado el momento de elegir qué regalarás el día de tu boda, de pasar largas horas ojeando revistas de regalos para intentar contentar a todo el mundo. Entonces empiezas a pensar en esas épocas de “limpieza general” en casa de tus padres, cuando tu madre te mandaba recoger y limpiar armarios, trasteros, cajones… ¿Las recuerdas?
Seguro que a todos os ha pasado, encontrar algún que otro regalito por los armarios de casa, pedir a vuestros padres una explicación, y siempre la misma respuesta: “Nada hija, el regalo que dieron en la boda de tu tía que me da lástima tirarlo”. Espera, espera, ¿lástima tirar un marco de fotos? ¿un marco de fotos que no has utilizado nunca y que solo está cogiendo polvo? Seamos sinceros, a eso se le llama síndrome de Diógenes, no lástima.
Por más que lo intentes es posible que no seas capaz de conseguir el regalo perfecto: que si un puro para los hombres, que si un espejito con un peine para las mujeres… Y todavía sigues sin dar en el clavo, ¡qué gente más difícil! Y tú dándole más vueltas que una peonza a todo esto, es fácil decían…
¿Recuerdas la cara que se te quedaba en una boda cuando te daban el regalo? “Y ahora qué hago yo con esto…” Seamos claros, hay muchos que no sirven ni para trapos, como dice mi madre. Y es que, en verdad, no eres consciente de lo difícil que es todo esto, hasta que tienes que hacerlo tú mismo. Es entonces cuando empiezas a pensar en la cantidad de objetos innecesarios que han llevado tus padres a casa después de una boda. Sin olvidar algunos otros que directamente “han olvidado” en la finca del enlace.
Pero no todo es así, por suerte ahora podéis encontrar regalos muy originales que seguro encantarán a tus invitados. La originalidad está de moda y tenéis por delante un sinfín de información para que el día de vuestra boda sea inolvidable de principio a fin.
Aún así, siempre nos quedarán esos “pequeños detalles” que se convirtieron en grandes recuerdos.