La suegra, dícese de aquella mujer enamorada de hasta el último defecto de su hijo, que hará cualquier cosa para no dejarlo escapar del círculo familiar. Ya has conocido a la famosa madre de tu pareja, te ha servido café con pastas en vuestra última visita a su casa y has visto todos los álbumes y, por supuesto, las fotos más íntimas de su hijo. Pero no todo es un camino de rosas. Hay muchos tipos de suegras y lidiar con cada una de ellas es una experiencia que deberás adquirir.
La relación con tu suegra será de gran importancia en tu relación, porque no puedes olvidar que es la madre de tu futuro marido. Y para él, lo es todo. Habrá momentos buenos y malos, y en todos ella querrá ser la protagonista. Las suegras existen sí, nos guste o no.
Ya le habéis dado la noticia de la boda y lo está asimilando, nunca pensaba que fuera a llevar a su hijo al altar. Pero el problema es que aún no sabe que no habrá iglesia ni cura ni monaguillo. La boda será por lo civil, hará falta más de un tranquilizante para explicárselo y pasarán muchas horas hasta que lo acepte.
En estos casos, es mejor que sea su hijo el que le dé la noticia; al fin y al cabo, llevan toda una vida juntos y aceptará de mejor agrado las decisiones que él tome. Pero, como su maravilloso hijo la conoce tan bien, ha preferido que seas tú quien se encargue de anunciárselo. Y cuando ya está a punto de llamar al párroco del barrio para que oficie la misa, sueltas de golpe que la ceremonia será en la misma finca que habéis elegido para el banquete. “Hombre, no quiero meterme, pero donde esté una iglesia…”, y aunque parezca que ha aceptado la decisión que habéis tomado, sinceramente le hace de todo menos gracia. “Pero lo habéis pensado bien, tampoco vamos a tomar una decisión de la noche a la mañana”, y es ahí cuando te deja claro que ella también decidirá sobre tu boda. Pero a lo que íbamos, mientras tú crees que tu suegra ya ha aceptado que os casaréis por lo civil, ella aún no se ha dado por vencida. Entonces comienzan las comidas de los domingos contándoos la historia del hijo de la vecina que se ha casado por la iglesia y “claro con lo impresionante que es, les han quedado unas fotos preciosas” o recordando la boda de su sobrino que se casó por lo civil y aunque “bueno tampoco estuvo mal, pero qué pobres a los dos días ya se habían separado”. Y así, un sinfín de argumentos para intentar, en vano, convenceos de que vuestra boda sea religiosa.
Y llega el gran día y, por muchas trabas que haya puesto sobre vuestra ceremonia, todo sale mejor de lo esperado. En un entorno natural, con una preciosa decoración y ella disfrutando de ese gran momento. Al final, casarse por lo civil no estaba tan mal y ella está encantada por como ha salido todo. Pero por muy bonita y única que haya sido vuestra ceremonia, no estará demás que suelte algún “claro, si me hubieseis hecho caso”. Y es que una suegra es una suegra.
Puede que, al principio, tu relación con ella no sea del todo buena, pero recuerda que es la madre de tu futuro marido y que se convertirá en una persona muy importante para ti. Al fin y al cabo, suegra no hay más que una.